Es el último capítulo de unos Juegos que prácticamente nacieron heridos de muerte. El conflicto del Tíbet, la pena de muerte (en China sigue imponiéndose la pena capital incluso por delitos económicos), el tratamiento al Falun Gong, las detenciones sin juicio y la censura han puesto en entredicho la celebración de los JJ.OO desde que la ciudad fuera elegida como sede, allá por el 13 de julio de 2001.
“Se um dia disserem que o seu trabalho não é de um profissional, lembre-se: A Arca de Noé foi construída por amadores; profissionais construíram o Titanic…“
terça-feira, 8 de abril de 2008
Pequim 2008
El Comité Olímpico Internacional (COI) está al borde del colapso. Los incidentes ocurridos durante el paso de la antorcha por París han colmado su paciencia y han precipitado una reunión del organismo, que estudiará esta semana en Pekín si suspende el recorrido mundial del fuego olímpico.
Es el último capítulo de unos Juegos que prácticamente nacieron heridos de muerte. El conflicto del Tíbet, la pena de muerte (en China sigue imponiéndose la pena capital incluso por delitos económicos), el tratamiento al Falun Gong, las detenciones sin juicio y la censura han puesto en entredicho la celebración de los JJ.OO desde que la ciudad fuera elegida como sede, allá por el 13 de julio de 2001.
Es el último capítulo de unos Juegos que prácticamente nacieron heridos de muerte. El conflicto del Tíbet, la pena de muerte (en China sigue imponiéndose la pena capital incluso por delitos económicos), el tratamiento al Falun Gong, las detenciones sin juicio y la censura han puesto en entredicho la celebración de los JJ.OO desde que la ciudad fuera elegida como sede, allá por el 13 de julio de 2001.
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