En la antigua Grecia la Luna era una trinidad sagrada formada por Selene (Luna llena), Artemisa (creciente) y Hécate (menguante); su mensajero era el búho. Con los romanos esta triada se simplificó en una única diosa: Diana la cazadora, la hermana gemela de Apolo, dios del Sol. Auxiliaba a las parturientas, y disparaba flechas para inspirar la locura o lunatismo. Para los aztecas Coyolxauhqui es una diosa lunar, representada como una mujer desmembrada, ya que su hermano Huitzilopochtli la descuartizó y arrojó su cabeza al cielo cuando la diosa planeó matar a su propia madre junto a sus 400 hermanos; éstos se convirtieron en las estrellas.
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