Esta es una historia curiosa si no fuera por la profunda tristeza que provoca. Tampoco es reciente. Trata de un árbol, un único árbol, el más solitario y aislado del planeta. También el más gafe. No había otro en 400 kilómetros a la redonda. Sobrevivía en el desierto del Teneré, en Níger, y era una acacia.
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