Vuelve el otoño, vuelven a desnudarse los árboles y con un poco de suerte (y lluvia) también regresan las setas. Los micólogos aguardan con impaciencia poder reemprender sus madrugones en busca de níscalos, chantarelas y hasta trompetas de los muertos. No parece un plan tan alocado si luego se ve recompensado por un sabroso salteado de setas.
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