Consiguieron salir los 33 mineros de San José tras 69 días de entierro, pero en el desierto de Atacama que se los tragó hay más historias, la de los desaparecidos de La caravana de la muerte, el escuadrón de asesinos que dirigido por el general Sergio Arellano Stark mató en octubre de 1973 a 96 personas sin juicio ni sentencia, al capricho del dictador Pinochet, con el fin de dar escarmiento y ejemplo. En Copiapó, donde se arremolina la prensa mundial para asistir a la salida de los primeros dados de alta, se asesinó a 16 personas, tres de ellas siguen desaparecidas. Le supera Calama, con 26. Hubo más en Valdivia (12), Curicó (dos), Linares (cuatro), Cauquenes (cuatro), La Serena (15), Antofagasta (14) y Arica (tres).
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