La relación entre negocios y política transita a veces por el filo de la navaja. Carlos Santos Ferreira, presidente del Banco Comercial Portugués, conocido como Millennium BCP, primera entidad privada del país, intentó cuadrar intereses tan contradictorios como hacer negocios con Irán sin que ello afectara la excelente relación de Portugal con Estados Unidos. Para ello, propuso poco menos que hacer labores de espionaje al servicio de EE UU, al proponer desembarcar en Irán y, a cambio, ofrecer a Washington información de las actividades financieras de la República Islámica. La operación, según un despacho remitido en febrero de este año por la Embajada estadounidense en Lisboa, cuenta con el conocimiento del primer ministro portugués, José Sócrates, y de miembros de su Gobierno.
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