El frío resulta elegante, sin el canto de los pájaros ni el murmullo de
las selvas. El frío no suele decir nada. Tiene algo de hipnótico ese
azul del hielo, la bruma en los amaneceres, la nieve. Como los que nos
regalan el Cabo Norte en Noruega, o los glaciares de Perito Moreno en
Argentina y Mendenhall en Alaska. En estos ocho paisajes blancos, ocho
rincones apartados, uno no puede evitar sentirse tan al margen que en
algún momento cabe la posibilidad de salirse del mapa. Y es en esos
rincones donde uno se siente más viajero, sin la presencia de otros
hombres, entumecido por el clima y una belleza rara, fría. | www.viajesalpasado.com
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