sexta-feira, 2 de março de 2007

"LA LEYENDÍSTICA EN ESPAÑA Y EN PORTUGAL"

A menudo se formulan cuestiones tales como qué es una leyenda, qué es un mito o qué es un cuento (PEDROSA, 1997). Ciertamente, son temas cuya discusión no es puramente terminológica sino cuyo resultado predetermina el alcance de toda una obra. Como ocurre, según Pedrosa, con los estudios del maestro CARO BAROJA, que "puede considerarse una monumental reflexión acerca de la relación entre mito y leyenda". La verdad es que el autor de estudios tan esclarecedores como De los arquetipos y leyendas se desmarca pronto de los enfoques puramente formalistas o volcados hacia la taxonomía (al modo de AARNE-THOMPSON) para subrayar el significado profundo que tiene una tradición en el seno de una comunidad.Sin embargo, es bueno relativizar estas aparentes dualidades: el historiador o el antropólogo perciben las tradiciones más como documentos que como signos, y ello ha sido especialmente negativo en el caso de la leyenda, cuya labilidad formal la ha hecho aparecer difuminada, sin perfiles, como mero soporte o testimonio de creencias, identidades o valores. En su justo sentido, la naturaleza poliédrica confiere este doble valor de juego y representación, de verdad y fabulación, que tan bien encarna la leyenda, a pesar de ser, paradójicamente, el campo menos estudiado, si se le compara con el cuento o incluso con la fábula.Ni siquiera la aportación de autores como Rosa Alicia RAMOS, Stith THOMPSON, etc han logrado unas clasificaciones sólidas e indiscutidas, a pesar de los apartados comúnmente reconocidos, como «cuento de ficción» (Märchen o cuento maravilloso, y Schwanke o cuento humorístico) o «relato verídico» (mito y leyenda). Ni tan siquiera la separación que el profesor francés François DELPECH ha trazado entre el cuento (Märchen), como narración fuertemente formalizada, y la leyenda (Sage) como narración de forma variable, es tan clara como pudiera parecer, pues lo que sí parece haber es un continuum temático y formal, cuyos hitos son colocados de forma bastante diferenciada en cada comunidad. Queremos decir que el texto cuentístico es más cerrado en la forma, pero más abierto en el significado (se ha dicho incluso que sus actantes no son en realidad ni siquiera personajes sino "caracteres" simbólicos); la leyenda es más abierta en la forma, pero más cerrada en su significado, en cuanto que la ubicación o el encaje en un tiempo y en un lugar restringe las posibilidades, aparte de que, como bien notó el profesor L. VAX, el héroe de las leyendas no va en busca de las aventuras sino que éstas, como ocurre en la vida real, le "vienen a él". Tampoco tiene demasiado sentido el discurso evolucionista, porque hoy, como veremos, las leyendas maravillosas y las leyendas religiosas o devocionales, aun teniendo lo sobrenatural como poso común, divergen radicalmente en el sentido de la comunidad, que puede citar como una curiosidad una historia de moras encantadas o de tesoros, pero que cambia de forma absoluta cuando lo que se cuenta tiene que ver con su patrona, como si fueran tales historias un mito redivivo, una "historia ejemplar de dioses" que, como conducta arquetípica, inspira y guía al pueblo que la recrea. O, como diría el profesor VAX, el cuento se desenvuelve en un mundo feérico, en un solo plano irreal, en tanto que en la leyenda acudimos al cruce de planos, como lo es la narración de una aparición, de un milagro, de una profecía... Por tanto, no se sabría decir qué precede a qué en un momento dado, pues la "depuración de una conseja" es lo que, a nuestro juicio, dio origen a los romances de la Serrana de la Vera, aunque también exista el camino inverso, cuentos que se particularizan y se convierten en leyendas.Y es que ni tan siquiera el concepto de "creencia", al que tanta importancia se ha dado, es un criterio importante, si hemos de creer las tesis de Linda DEGH, pues, en efecto son muchos los conductos por los que una tradición se perpetúa y ocurren casos paradójicos, como el de las antileyendas ( v.gr. FEIJOO) o el de las leyendas en clave esotérica (ROSO DE LUNA) que son, a primera vista, desfiguraciones -por el punto de vista adoptado- del marco o la trama simples originarios. Sin embargo, a pesar de las refutaciones del padre FEIJOO sobre el Toro de San Marcos, o de las exageraciones teosóficas de otros, al modo de M. Blabatsky, lo cierto es que el patrón de la historia se perpetúa. Como en Don Quijote, la obsesión desmitificadora o remitificadora apuntan a que el tema sigue siendo importante.Historias de la tradición que son, en suma, y en expresión de A. M. MATUTE, "volanderas", y cuyos únicas señas de identidad son la forma que adoptan en un determinado momento y la comunidad que las recibe, como imágenes que se "posan" o contextualizan en un momento/lugar y por unas causas determinadas. De este modo, reconstruir el imaginario popular y relacionarlo con la evolución histórica de esa comunidad y con su paisaje, es recomponer el mosaico de lo que Leite de VASCONCELLOS llamaba "vida psíquica" del pueblo. Así pues, rescatar la leyenda de este limbo de indeterminación es una tarea saludable, incluso para percibir de forma más nítida el perfil de los cuentos con los que se relaciona, como si fueran carriles paralelos de una misma autovía, con cruces y desviaciones ocasionales.El problema para estudiar las Narraciones Tradicionales y sistematizar sus Fuentes en España y Portugal es el carácter liminar y evanescente que tienen los cuentos, leyendas o anécdotas, en el conjunto de la tradición oral.A caballo entre la literatura, la antropología o la historia, entre la oralidad y la escritura, entre lo individual y lo colectivo, entre la pura ficción y el afán de verismo, entre lo local y lo universal, entre lo fungible y lo que aspira a perdurar (lo "literal"), entre la tradición folklórica y la tradición literaria, entre la forma libre y la forma "cuajada" (cf. VANSINA), entre la prosa y el verso, entre el discurso verbal y el discurso no verbal (i.e. ritos y recreaciones dramáticas)... lo cierto es que pretender sistematizar este campo es caer a priori en un cúmulo de contradicciones. Como lo es el simultanear criterios formales y criterios temáticos, contra todo lo que pide un cierto purismo metodológico. Pero es que así ocurre cuando la comunidad diferencia perfectamente una historia mítica de hadas, gnomos o moros que guardan un tesoro del pueblo, del relato de la aparición de la Virgen, no menos maravilloso. Y es que, en este caso, el discurso se atribuye como verídico, y en el primero ficcional, siendo las dos historias -técnicamente hablando, con los criterios taxonómicos de THOMPSON, por ejemplo- la misma cosa, es decir, tradiciones locales con patrones narrativos y con motivos muy semejantes.Esto nos lleva a que, bajo la diversidad terminológica, se esconde una tipología textual difusa que la denominación "narración tradicional" sólo logra abarcar en parte y a duras penas. Por ejemplo, una anécdota es un género corto de naturaleza conversacional, que permite una interacción directa e inmediata; la leyenda, aunque es formalmente igual de "porosa", requiere ya un distanciamiento mayor, en la medida en que reproduce lo que Honorio VELASCO llama el lenguaje de la vinculación: explica el origen de cosas, nombres, sucesos o hechos, y eso, aunque forma parte también de lo que hemos llamado el "discurso intercalado", da paso al cuento complejo, largo, donde tenemos ya una textualización importante, es decir, donde los materiales se articulan conforme a principios de coherencia y cohesión, que son laxos o inexistentes en el discurso errático del anecdotario y la charla en la plaza público. De hecho, este distanciamiento va acompañado de una mayor especialización: casi todo el mundo puede contar una anécdota corta, pero pocos saben narrar bien un cuento. De hecho, éste lo que hace es organizar bien el discurso y los enunciados de una leyenda puntual cualquiera, pues de la alusión a un entorno próximo ("La Cueva de la Mora que veis aquí..., cuentan que...") y a la actualidad (..."y desde entonces se oye..."), se pasa a una descontextualización ("En el País de Nunca Jamás...") y a un esquema de inactualidad ("Y comieron perdices..."). ¿Cómo establecer esta rica tipología textual, sin caer en los mencionadas simplificaciones evolucionistas acerca del mito, el cuento o la leyenda? Pues examinando la pluralidad de fuente, incluyendo las escritas, pues oralidad y escritura se enmadejan de fuentes incesantes, tal como vemos en las leyendas piadosas. Entre VORÁGINE y toda la pléyade de hagiógrafos, y la sencilla conseja local sobre el patrón del pueblo, hay un continuo e incesante flujo de préstamos, contaminaciones, intercambios... que nos hacen dudar si lo que oímos es la leyenda traducida del latín de los monjes, para su consumo en un refectorio, o la sencilla y emocionada visión de un rimador local o la estampa de un apasionado de las tradiciones de su pueblo, pues las mismas exageraciones y retoricismos hallamos en unas y otras. Y, en cuanto a los motivos, su rastreo, según vemos en DEVOTO y tanto otros eruditos, nos prueba este maridaje continuo entre el folklore y las fuentes cultas, en un proceso que no sólo florecía en la Edad Media sino que recorrió todas las etapas de nuestra cultura (por ejemplo, El Caballero de Olmedo, El Burlador de Sevilla, La Serrana de la Vera... piezas dramáticas del Siglo de Oro de indudables fuentes folklóricas).Quizás desde los estudios de v. PROPP, al insistir en la morfología, se ha dado una falsa impresión de perfecta consistencia en el folktale o narración tradicional. Nada más lejos de la realidad. Lo puede parecer el cuento precisamente por su relativa independencia, por ese carácter que Ana María Matute definió con acierto como de mensaje "volandero". Pero también las leyendas sufren procesos y transformaciones, y transmigran, y se particularizan o generalizan según los casos (la Serrana de la Vera, como ejemplo de lo primero, y las leyendas de Vírgenes enterradas por cristianos en fuga, como ejemplo de lo segundo). Además, no discurre el folktale en paralelo con la literatura, por ejemplo, con el cuento literario o la novela, sino más bien en "zig-zag", con préstamos e influencias mutuas. En efecto, igual que un escritor, como BÉCQUER, puede surtirse de motivos tradicionales, a menudo una historia vuelve al seno de la tradición oral cuando ya ha sufrido influencias de versiones literarias. Formas todas que se disfrazan, a veces de modo sospechoso, de arquetipo reconstruido y validado por la comunidad, cuando sabemos que lo propio de la circulación de historias es la polifonía, el contraste de historias, pues como ya observara PAUSANIAS en la Grecia clásica, de polis a polis eran muy diferentes las narraciones que se contaban acerca de los mismos héroes o dioses. Y si el signo mismo del folktale es opaco por su naturaleza proteica, de mil caras y texturas, lo es también no sólo por su significante sino por su significado, abierto y plurivalente (cf. Diego CATALÁN), que permite lo mismo una interpretación pintoresca o "naïf", sin apenas tocar más que la "cáscara" del relato" (cf. SENDÍN BLÁZQUEZ), que una interpretación en clave esotérica o teosófica (ROSO DE LUNA, GARCÍA ATIENZA, SÁNCHEZ DRAGÓ...), que, al profundizar, hace lecturas insólitas o sesgadas de estos mitos populares. Ciertamente, por ejemplo, el papel de la Virgen María es algo que merece la pena analizar en todo el folklore religioso del sur de la Península, no sólo porque eclipsa a los santos y mártires, sino, en muchas casos, a las propias devociones cristológicas.En resumidas cuentas, al describir el estado de la Cuentística y la Leyendística en España y Portugal no hemos de perder de vista el principio de la UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LAS FORMAS DE LAS NARRACIONES TRADICIONALES. Es decir, tener en cuenta el continuum de la tradición oral, o sea, describir de forma global el folkltale o narración tradicional , sin separar tajantemente el cuento de la leyenda, o ésta de la anécdota o la fábula, al contrario de lo que a menudo se ha hecho, examinando un repertorio de cuentos pero no las leyendas locales de esa zona. Es más, creemos que su análisis conjunto, pese a la permeabilidad de los textos, ilumina unos a otros. Por ejemplo, el tipo leyendístico de Damas Blancas, de la Baja Extremadura, se correlaciona perfectamente con ciertas variantes de cuentos maravillosos de Andalucía y el Sur de Portugal.
P. L. Lorenzo Cadarso y E. Martos Núñez
(LA CASA ENCANTADA / ESTUDIOS SOBRE CUENTOS, MITOS Y LEYENDAS DE ESPAÑA Y PORTUGAL /SEMINARIO INTERUNIVERSITARIO DE ESTUDIOS SOBRE LA TRADICIÓN)

Sem comentários: