Un sendero mágico se adentra en el interior de Cantabria. Es el Camino Lebaniego, que recorrían aquellos peregrinos que aspiraban a venerar y tocar el mayor fragmento conocido de la Cruz de Cristo. Nace en la costa, salta sobre espectaculares rías, supera colinas, ningunea gargantas de roca y no deja amilanarse por cumbres nevadas.
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